Discurtuit de Tomás Gómez

Ayer mismo Tomás Gómez en la Asamblea de Madrid puso nombre y apellidos a quienes sufren realmente esta crisis. En época de podas constantes, me parece fundamental acercar a los parlamentos y a las instituciones, que tienen las tijeras, las caras y los dolores de las consecuencias de sus recortes, por muy populista que resulte.

No son cifras, ni cuatro cafés como dijo ayer también el secretario nacional de Sanidad y Asuntos Sociales del PP, José Ignacio Echáinz, ni unos pocos euros como pidió Rajoy... El cúmulo de subidas está terminando de estrangular a los que ya respiraban poco.

Continúa...

¿Para cuando reformas profundas constructivas que hagan más competente la gestión del Estado, de las autonomías y de los ayuntamientos? ¿Cuando llegará el día en que reformen el Senado, que eliminen las diputaciones y acaben con tantas duplicidades y gastos institucionales absurdos e insostenibles, no de ahora, si no de hace mucho tiempo...? Entonces, cuando sea tangible, que de verdad no queda más remedio que pedir a los que menos tienen, me creeré que son imprescindibles estas reformas, sin precedentes, que ponen en peligro un sistema de protección social logrado a base de muchos sudores, sangres y lágrimas de quienes sólo tienen como patrimonio su esfuerzo. 

No he encontrado la respuesta de Esperanza Aguirre a este discurso. No sé qué dijo aunque apuesto a que culpó de los males de Doña Carmen a "la herencia envenenada". El y tú más ya no da más de sí... Ahora los que tienen las riendas son ellos. Dijera lo que dijera, en cualquier caso, a mí me parece que en vista de sus actos este discurso, si se tiene algo de decencia, es incontestable.