Con esta primera entrevista empiezo una colaboración con el blog de El País 3500 millones. Entrevistaremos a especialistas en cooperación y medio ambiente para saber más en menos, sobre lo que hay y lo que no hay en este país, al respecto.
Continúa...
El Post de Laia Ortiz que acompaña a este vídeo en 3500 millones es...
¿Nos lo podemos permitir?
Pero me gustaría compartir con una
reflexión y una preocupación sobre un discurso que se viene repitiendo
en nuestro país desde el Gobierno, pero también desde otras
administraciones del Estado, defendido por líderes políticos y actores
económicos. Un discurso que no es precisamente “excepcional” ni nuevo y
mucho menos, transformador. Lo que si que es, es muy “de aquí”, del sur,
y tiene mucho que ver con nuestro modelo económico y los desequilibrios
de nuestro sistema productivo. Me refiero al “mantra” repetido de que
“ahora no nos podemos permitir las políticas medio ambientales” o,
“ahora la cooperación al desarrollo es un lujo inasumible”.
Esta manera de plantear el medio
ambiente o la lucha contra la pobreza como si fuera una moda o un
capricho, algo accesorio que sólo puede formar parte de la agenda en
momentos de “vacas gordas” ha acompañado a las políticas públicas
llevadas a cabo en nuestro país. Desde la llegada de la crisis y
especialmente, desde el 2010 (ya sabemos que en España reaccionamos un
poco tarde…) se han ido desmantelando los avances regulatorios en
energías renovables, en protección espacios naturales, a la vez que
retrocedíamos a pasos agigantados en la dotación a la cooperación al
desarrollo (una reducción superior al 70% en los presupuestos 2012, para
más info os recomiendo este artículo o en la propia coherencia en las políticas con los Objetivos del Milenio.
Más allá de las explicaciones que
podamos escuchar o los claros intereses de algunos grupos económicos en
divulgar este discurso, me resulta insultante e incomprensible tanto
como ciudadana y como diputada que un gobierno pueda plantear
abiertamente e incluso presumir estando en la UE del s.XXI que ahora el
medio ambiente o la solidaridad son un lastre que no nos podemos
permitir.
Si no fuera porque lo oigo cansinamente y
lo veo en los decretos y en los presupuestos me resultaría inimaginable
que un responsable político de un país con una dependencia energética
del 80%, que tiene la mayor biodiversidad de la UE y tan expuesto a los
efectos del calentamiento global como España se atreviera a anunciar
abiertamente que ahora no nos podemos permitir el medio ambiente. Del
mismo modo resulta poco razonable que un país con los vínculos
políticos, culturales y estratégicos a nivel internacional se permita
plantear de la cooperación o la lucha contra la pobreza como actos de
caridad y por etiquetarlo como un lujo en tiempos de crisis.
Aunque hace años que escucho estos
discursos todavía me resisto a asumir que “Spain is diferent” y que
insistimos en tropezar 100 veces en la misma piedra.
Si sabemos que el modelo depredador del
pelotazo urbanístico, de la infraestructuras insostenibles e inviables,
nos ha llevado al desastre como bien ilustró Alex Saló en Españistán
y tenemos sobrada información del enorme déficit ecológico que estamos
generando y de la creciente factura de posponer los problemas
medioambientales me preocupa que a la inconciencia de Gobiernos le
acompañe una cierta apatía ciudadana.
Si Alemania ha cerrado las nucleares, o
en los países nórdicos la movilidad sostenible y los servicios públicos
son incuestionables para todas las fuerzas políticas es porque existe
una ciudadanía exigente con los principios del ecologismo y la
solidaridad y preocupada por el futuro.
Mi abuelo me decía que las sociedades
tienen los gobiernos que se merecen. Muchas veces discrepo de esta
afirmación pero si que estoy convencida que mientras la mayor parte de
la ciudadanía continúe asumiendo acríticamente este discurso y sus
consecuencias y mientras consigan asustarnos más con la evolución del
IBEX 35 (cuando la mayoría no tenemos acciones) que el aumento de la
temperatura global la crisis continuará siendo una excusa magnífica para
aquellos que quieren que todo continúe igual.
Por eso precisamente, muchos de
vosotros, organizaciones ecologistas, del mundo de la cooperación y en
definitiva los ciudadanos que creemos en la solidaridad y la
sostenibilidad como principios irrenunciables debemos intensificar
nuestros esfuerzos para dar la batalla al neoliberalismo desde una ética
ciudadana que combata la hegemonía conservadora y miope tan instalada
en nuestro país. Y para ello debemos utilizar todos nuestros
instrumentos, altavoces y las redes internacionales para combatir la
irracionalidad, con cifras, hechos y nuevas alianzas transversales.
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*Y, de propina, para refrescar la memoria, aquel vídeo en el que Rajoy puso en duda el cambio climático porque se lo dijo un primo suyo "que es catedrático", con una explicación muy sui generis...
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