Lamentablemente un reportaje, con mucho más contenido que el que se emitió, se quedó en el limbo de las ondas -el Dios de la tele sabe donde- y todo el asunto se convirtió en un incidente bastante lamentable. O lo que es lo mismo con menos metáforas: por problemas técnicos perdimos más de la mitad del material grabado, lo que provocó que nos centrásemos más en la anécdota que en el tema catalán del que tanto y tan interesante se dijo a mi micrófono aquella noche.
Estoy trabajando para, en breve, poder ofreceros extras aquí. Éste será uno de los primeros.
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